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En este blog se incluyen contenidos, imágenes y enlaces a contenidos de la trayectoria personal y profesional de Alejandro Ávila Espada, reflexiones autobiográficas y de su contexto de vida, así como a una selección de sus publicaciones, de los principales encuentros profesionales celebrados, y de las colaboraciones desarrolladas con entidades profesionales o científico-profesionales como el Colegio Oficial de Psicólogos, la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas, la International Association of Relational Psychoanalysis and Psychotherapy o el Instituto de Psicoterapia Relacional.

Reseña autobiográfica

Notas autobiográficas publicadas


COMENTARIOS Y EVOCACIONES DE PERSONAS Y CONTEXTOS RELEVANTES

Sobre mi madre y su mundo

Mi madre, Justina Espada Muñoz, nació en Almendros (Cuenca) el 14 de Mayo de 1908. Era la tercera hija de Luis Espada (Agricultor-aparcero) y Antera Muñoz (Panadera, que sostenía el horno de Almendros), ambos fallecidos a consecuencia de una epidemia de neumonía en 1935. Le precedían su hermana Antera (1905-1953) y su hermano Antonio (1906-desaparecido en 1937). Le seguirían tres hermanos (Anastasio [1917-1994], Tomás [1920-2011], Juliana [1924-2017]) de entre cinco nacidos y dos abortos.  Mi madre falleció el 6 de Agosto de 1982 a consecuencia de una lesión coronaria que venía desde su juventud, probablemente asociada a fiebres reumáticas no tratadas. 

Con escaso horizonte como mujer en un pueblo campesino, y apenas dieciséis años, se vino a Madrid a servir, acompañando a su hermana mayor Antera que abrió ese camino. Empezaron trabajando al servicio de una familia de burguesa de la calle Postas. No hay datos precisos de esos primeros años en Madrid, salvo una fotografía datada hacia 1926 en la que están ella y su hermana mayor Antera.

 

Antera (21 años, a la izquierda) y Justina (18 años, a la derecha), Madrid hacia 1926

Se sabe que poco después, hacia 1928, pasó a estar en el personal de servicio de la cocina del Palacio Real de Madrid, como ayudante de repostería, y posteriormente cocinera, al servicio de S.M. Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia de Battenberg, hasta su abdicación en 1931. Integrada en el servicio de la familia real pasaba temporadas en Madrid, pero también en Zarauz y Fuenterrabía. Tras la proclamación de la II República (14 de Abril de 1931) pasó a trabajar para la familia de José María Gil Robles y Quiñones, diputado en las Cortes republicanas entre 1931 y 1939, y ministro de la Guerra en 1935, perteneciente a la Confederación Española de Derechas Autónomas.

Visité las cocinas del Palacio Real de Madrid en Mayo de 2023. Se conserva el espíritu de época, y se puede recrear algo del ambiente que allí se pudo vivir en esos años.

          

Tras las elecciones de 1936 y poco antes del inicio de la Guerra Civil Española, mi madre, que en Julio de 1936 estaba en Fuenterrabía (Hondarribia), se quedó al servicio de la  casa de Alba (con el XVII Duque de Alba, Jacobo Fitz James-Stuart, viudo en esa época), con quienes pasará la guerra, habiendo estado refugiada en el Palacio de Magalia (Las Navas del Marqués, Ávila) hasta el final de la guerra, en que regresó a Madrid, instalándose ya por cuenta propia, primero como modista, abriendo una Academia de Corte y Confección en la casa de la Calle Canarias nº 22, la cual permanecerá activa al menos hasta 1954, simultaneando su actividad como patrona de una casa de huéspedes, la cual mantendrá abierta hasta 1966.

Mi madre no tuvo estudios. Las mujeres no iban a la escuela en esa época y menos aún "en el pueblo". Aprendió a leer y escribir con la ayuda de su hermano Antonio, el único de la familia que sabía leer y escribir y se interesó por la cultura. Aprendió cocina en el servicio de Palacio, adonde es remitida desde la casa de la calle Postas, y bajo la influencia de los procedimientos de la cocina francesa, especializándose en Repostería, y bajo la tutela de la obra “La Cocina Completa” de María Mestayer de Echagüe, Marquesa de Parabere, cuya primera edición en castellano conservó toda su vida.  Aprendió Corte y Confección por correspondencia, mediante el Sistema Martí, llegando a ser una reconocida modista y también maestra de modistillas, fundando su propia Academia en el Madrid de la postguerra, años cuarenta.  En 1943 falleció de tuberculosis su prima paterna Margarita, quien estaba casada con quien sería mi padre, dejando huérfanos a cuatro hijos, el más pequeño con apenas 3 años.  Poco después mi madre se haría cargo de los hijos de su prima, la mayor, Custodia, vino a Madrid a aprender Corte y Confección a la Academia de mi madre, y en 1949 mi madre se casó con el viudo de su prima, mi padre Tirso, ocupándose unos pocos años de la crianza de los pequeños, hasta que hacia 1952-3 mis padres se separaron, Custodia regresó al pueblo de mi padre (Puebla de Almenara, Cuenca), donde puso su propio taller de costura, mis dos hermanos por parte de padre fueron yéndose a estudiar cada uno en su momento al seminario menor, que luego abandonarían, trabajando primero con mi padre que era Maestro de Obras, y distanciándose después de él, mi hermano mayor Tirso como maestro de obras dedicado especialmente a la rehabilitación del patrimonio histórico-artístico, especialmente de la arquitectura gótica del Cister; y mi hermano Rodolfo como mecánico de aviación, que trabajó para IBERIA, ambos hasta su jubilación; mi hermana Emilia permaneció un poco más en Madrid, en casa con mi madre, haciéndose enfermera, y siguiendo después su propio camino, y acompañando a mi padre en sus últimos años.

Situemos su historia, y la mía con ella, en sus contextos.  Mi madre nació en un pueblo conquense, principalmente agrícola, donde los propietarios de la tierra, generalmente grandes propietarios, arrendaban las tierras a aparceros que las cultivaban y obtenían una parte del beneficio. Esa era la ocupación de mi abuelo materno, Luis, quien había de sostener a su familia con los rendimientos, frecuentemente escasos de las tierras. De hecho su muerte está asociada a su tozudez en arar las tierras a pesar de la tormenta de la que acabó falleciendo por neumonía, llevándose consigo a mi abuela materna, que llevaba el horno del pueblo y con ello también sostenía a su familia.  Los hijos/as, ya desde pequeños, tenían que ayudar en el campo, no había otra alternativa. Y quien quisiera salirse de ese destino había de marchar del pueblo. Ese camino tomaron sus hijas mayores, entre ellas mi madre viniéndose a servir a Madrid, y luego ya forzosamente todos los demás hijos tras la muerte de los padres en 1935, unos hacia Valencia, otros hacia Madrid. Mi madre contaba que cuando ella regresó en 1935 al pueblo para hacerse cargo de los hermanos pequeños y de recoger lo poco que quedó a la muerte de sus padres, su dolor y rabia por lo allí vivido era tan grande que juró no volver al pueblo más que muerta, y lo cumplió. Nadie de mi familia materna permaneció allí, aunque obviamente quedaban vínculos diversos que permanecieron durante mucho tiempo, y su huella se siente aún.

Sobria en sus expresiones emocionales, pragmática en afrontar las dificultades de la vida, mi madre siempre luchó por salir adelante, previniendo que en cualquier momento las circunstancias obligarán al sufrimiento, la escasez o la devastación. Cuando hube de ocuparme tras su muerte en 1982 de los asuntos de su casa, conservaba una alacena repleta de productos básicos “por si volvía la guerra”. Las penurias de la guerra civil, y de la postguerra empaparon a esa generación, y a parte de las siguientes. Sabíamos los riesgos, conocíamos las necesidades.

Mis primeros años, hasta empezar a ir al Colegio Nacional a los 6 años, entonces sito en la calle Pedro Unanue, barrio de Delicias, transcurrió al principio entre modistillas, y luego con los huéspedes, algunos de ellos estudiantes de Medicina en el Hospital Clínico San Carlos, en la calle Atocha (hoy Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofia). No tuve habitación propia hasta los 15 años (cuando empecé a trabajar, primero en el verano, y luego ya continuadamente).  Con el eco de las palabras de Virginia Woolf, la habitación propia abrió un horizonte de posibilidades para mi subjetividad, incluidos los primeros escritos, y fue también la metáfora y soporte de un nuevo horizonte, la ventana al mundo.

No es un recuerdo, pero mi madre me ha contado que yo con 2 o 3 años me metía a jugar debajo de la larga mesa de patrones y corte, donde colgaban telas. Una vez al parecer cogí unas tijeras y andaba cortándome los ricitos del pelo, con gran susto de quienes me descubrieron.

Del invierno de 1953-54, si conservo una imagen y experiencia vivida, cargada de afecto. Se trata de una mañana, al levantarme, estar en el suelo de ladrillos de barro cocido de la cocina de casa junto a una olla de porcelana de cocinar, en la que mi madre ha encendido unas astillas, calentando el ambiente (y preparando el posterior encendido de la cocina económica). Un momento grato, cálido, frente al frio invernal del resto de la casa, cerca de mi madre, que tal vez preparase el desayuno o quizás la comida del día.

Tras el colegio nacional, el ingreso a los Salesianos de Atocha, y todo lo que vino después, ya recogido en otros escritos. Mi madre me legó su coraje y su ansia de vivir y superar las dificultades. Aunque quizás otras hubieran sido sus fantasías, no intentó cerrarme la puerta al mundo, a un mundo propio diferente del suyo. Sali, y lo recorrí. Aunque no se lo haya expresado lo suficiente, mi gratitud permanecerá siempre.

EN RECUERDO DE LOS QUE YA NO ESTÁN ...   LOS AMIGOS/AS

Los buenos compañeros/as, los amigos/as, aquellos con quienes hemos recorrido etapas del camino de la vida, han dejado una huella duradera en la experiencia vivida, en el legado de la buena amistad. A continuación evocaré a algunos de ellos, que por diversas circunstancias ya no están con nosotros, pero sin los cuales la vida hubiera sido otra, perdiendonos muy ricas experiencias.


Luis Enrique Esteban Barahona

 

 

 

 

 

Conocí a Luis Enrique en 1966, cuando ambos estudiábamos el último año del Bachillerato Superior en el "Hogar del Empleado", en estudios nocturnos para quienes ya trabajábamos como él y yo. Apasionado luchador en su actividad sindical, indagador nato de todo lo que nos permitiese conocer mejor nuestra historia, me acompañó con otros colegas a buscar la documentación sobre los orígenes del escritor español exiliado Ramón J. Sender, bien por Alcolea del Cinca o Chalamera, en los confines de Aragón. Después ya iniciados los estudios de Filosofía y Letras, y de la mano de nuestra profesora e historiadora María del Carmen García Nieto indagamos sobre los orígenes del movimiento obrero allá por los comienzos del siglo XX, que él siguió despues con destacados trabajos sobre el movimiento obrero en Castilla-La Mancha. Colaborador de Joaquín Ruiz-Giménez, abrió el paquete-bomba que a este iba destinado en la sede del Club de Amigos de la UNESCO en Tirso de Molina (Madrid) el 26-1-1980, y perdió allí una mano, pero no su espíritu de lucha que mantuvo décadas, impregnándonos a todos de esperanza. Un cáncer de páncreas se lo llevó muy prematuramente, en 1998. Contaba 49 años de edad. Nos dejó sus obras como historiador ("La I internacional en Castilla-La Mancha"; "Agricultura y ganadería en Ciudad Real"; "Comportamiento electoral de la ciudad de Guadalajara durante la II República" y especialmente "Guadalajara en el primer tercio del siglo XX. Economía y sociedad"), pero, sobre todo, su ejemplo humano. 


 

 

 

 

 

 

 
     


Pepita Jiménez Carreras

 

  Conocí a Pepita en la cola de la matrícula de los estudios de Magisterio, y después en los de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense en Septiembre de 1968, ella orientada hacia sus intereses pedagógicos, se Doctoraria en Pedagogia años más tarde con una destacada obra sobre Maria Zambrano. Su infancia, su contexto, está narrado en su relato "Detrás de las colinas", un recorrido que tras titularse como Maestra la lleva a Marmolejo, Huelma, Alcalá la Real (todas ellas en Andalucia) hasta que años más tarde recala en Alcalá de Henares (Madrid), su destino final, ya Pedagoga. Siempre -quizás animada por su nombre- se interesó por escribir, y ha dejado obras memorables en relato y poesia: "Detrás de las colinas" (autobiográfico) "Sunset", "Adobe y mármol", "Cuarto Creciente", "Al sur de Capricornio", "Hijas de la luna", o "El maletín Rojo", entre otros. Se fue prematuramente, pero su obra persiste, y está a disposición de todos.     
 

 

     

Jaime Nosti Molina
 

Jaime destacó entre una generación de alumnos/as cuando yo era un profesor todavía muy jóven. Perteneciente a la generación que acabó su postgrado a principios de los ochenta, su calidad humana, simpatía y dedicación impregnó a toda su generación. Autor del uso eufemístico de un concepto Blegeriano, la "persecuta glischocarica", situó la esencia de lo interpersonal y emocional como eje de la intervención clínica. Desbordado por una prematura enfermedad neurodegenerativa, no nos pudo acompañar en el recorrido grupal compartido en los ochenta y noventa, pero su presencia simbólica fue un ejemplo para todos.


 

 

 

 

     


Joaquim Poch i Bullich

 

 

Joaquim fue un entusiasta compañero en el recorrido universitario. Le conocí a finales de 1990 cuando asistió a presenciar, probablemente invitado por la Prof. Edelmira Doménech, a los ejercicios de mi oposición de acceso a la Cátedra de Psicoterapia en la Universidad de Salamanca. Desde aquél momento trabajamos juntos, organizamos el ciclo de las Jornadas de Psicoanálisis en la Universidad que se iniciaron en Málaga en 1991 y que se celebrarón periódicamente hasta las del año 2000 en Lérida. Hicimos juntos el primer manual académico en España sobre Psicoterapia Psicoanalítica (Siglo XXI, 1994), una monografía sobre investigación (Paidós, 1998), y sostuvimos con la Prof. Merçe Mitjavila (U. Autónoma de Barcelona) y el Prof. Gerardo Gutiérrez (U. Complutense) el Proyecto de investigación SMBP (véase un amplio dossier documental). Su prematura muerte nos dejo huérfanos de su amistad, de su valía y de su entusiasta impulso. 


 

   
     


Jesús Rafael Herrero Sánchez

 

 

Jesús se integró, tras terminar su Licenciatura en Psicología en la Universidad de Salamanca a principios de los noventa, en el equipo de investigación del Laboratorio de Psicología Clínica, realizó su tesis doctoral y numerosos estudios en torno al modelo de Th. Millon sobre la Personalidad y sus trastornos, hasta llegar a ser Profesor Titular a principios del siglo XXI. Trabajador incansable, dedicado plenamente a sus estudios e investigaciones, nucleó en torno a si a un equipo que tuve el honor de dirigir. Pilar esencial de la Unidad de Atención Psicológica y Salud Mental del Universitario (Universidad de Salamanca). Fue un ejemplo vivo de que es posible ser un profesor e investigador relevante sin rodearse de un aura narcisista, siempre atento a las necesidades de los demás, de su equipo, familia y amigos/as. 


 

   
   


Paloma Ramos Mampaso

 

  Paloma culminó sus estudios de Licenciatura (Filosofia - Psicología) en 1978. Destacaba en todo lo que hacía, y su inquietud por ampliar horizontes la llevo a Inglaterra a especializarse en tratamientos psicológicos, primero con H.R. Beech en Manchester, después en Londres con Susie Orbach, sobre los Trastornos de la Alimentación. A continuación se instaló en Marbella como especialista en la Clínica INCOSOL, y ese entorno trabajó durante décadas, hasta que una enfermedad puso fin a su existencia. Gran clínica, investigadora, pensadora, tuve el honor de ser su profesor en el último año de los estudios de Psicología en la Universidad Complutense. Comparti con ella un estudio de investigación sobre el Test de Phillipson, que fue su tesis y publicamos un trabajo conjunto en 1986. Trabajó infatigablemente por la atención a la salud mental en los Trastornos de la Alimentación.    
         


Roberto Arendar

 

 

 

Roberto era una persona libre, que siempre vió más allá de las convenciones de su época. Perteneciente a la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, e interesado por la Psicología del Self y por la perspectiva intersubjetiva, tomó un camino propio cuando sintió que ApdeBA no lo propiciaba. Tradujo al castellano la obra de Donna Orange, George Atwood y Robert Stolorow "Trabajando Intersubjetivamente" cuya trabajo cedió generosamenmte para hacer posible su publicación. Dejó un legado de trabajos de especial valor, la mayoría de los cuales están publicados en Clínica e Investigación Relacional. Persona entrañable, familiar, cercano, coincidiamos en sus visitas anuales a Europa, e impartió sus enseñanzas en Ágora Relacional, Madrid.
                      Vea el "In Memoriam" sobre Roberto Arendar elaborado por Raúl Naranjo


 

   
   

José Miguel Marinas Herreras
  José Miguel fue un ser excepcional, creeador, pensador, buen amigo. Lo conocí en la cola del Ministerio del Ejército, en 1975, cuando ambos íbamos muy tardíamente a incorporarnos a filas, él tras varias prórrogas por estudios, y yo ya tras la espera forzosa hasta el indulto de finales de 1975. Compartimos los meses de campamento en Colmenar, mientras -entre otras cosas- componíamos letras para una marcha militar basada en las "4 estaciones" de Vivaldi, a petición de un capitán melómano. Luego seguimos caminos  diferentes, siempre amigos, y nos reencontramos como profesores en la Universidad Complutense, él de Ética y Filosofía, y yo de Psicodiagnóstico y Psicoterapia.  Compartimos muchos momentos de vida, familiares, vacacionales, en el Ateneo de Madrid, en los Estudios de Postgrado en que éramos ambos profesores. Fue una ayuda inestimable como dibujante y pensador para la edición de "Clínica y Análisis Greupal" a partir de 1976 y hasta bien entrados los ochenta. Dejaste una huella humana y socio-cultural imborrable en todos nosotros.    
Véa el "In memoriam" elaborado por Alejandro Ávila y Carlos Rodríguez      
           

Y TAMBIÉN LOS MAESTROS Y MAESTRAS 

De entre las personas que me han influido decisivamente están aquellos/as a quienes considero mis maestros/as, de ellos/as aprendí muchas cosas, no siempre estuve de acuerdo con ellos/as, ni siempre la relación fue fácil, pero si esencial y directa. A todos/as mi agradecimiento. Es un recuerdo en construcción, que seguirá ampliándose.

  Conoci a la profesora María Eugenia Romano en la Escuela de Psicología en 1974, cuando ella impartía Técnicas Proyectivas, en especial el Test de Rorschach, al tiempo que yo iniciaba mi investigación doctoral sobre el Test de Apercepción Temática. Su calidad docente y humana me animaron a profundizar en el estudio de la personalidad, a través de narrativas autobiográficas y estimuladas por imágenes como las del TAT. Hacia 1984, y cuando se creó el primer Departamento de Psicología Clínica en la Universidad Complutense ella fue mi Directora, apoyo y ejemplo de lo que es una dedicación vital a la universidad. Ella venía de ocupar una plaza de Profesor Agregado (Titular) en la Universidad de Salamanca, a la que pocos años después iría yo mismo, a principios de 1991.    
María Eugenia Romano Véa el Dossier sobre la Prof. Romano elaborado por varios autores  
  El profesor José Alonso Forteza, Catedrático y Director del Departamento de Psicología Diferencial en la Universidad Complutense, fue mi primer director de Departamento orientado a la Psicología aplicada a la Clínica y a las Organizaciones. Fue un ejemplo inolvidbale de calidad humana y de experiencia, que compartí con compañeros como Rafael Burgaleta y Pilar Ortíz. Conocido por sus trabajos sobre la Psicología diferencial de la Inteligencia, promovió numerosas publicaciones de variados autores a través de su fructífera gestión editorial.  
José Alonso Forteza    

Nicolás Caparrós 
  Hablar de Nicolás implica una tormenta emocional. Le conoci en febrero de 1974 cuando empezamos seminarios con él y Susana López-Ornat en su casa de Príncipe de Vergara. Después en 1975 fundamos el Grupo Quipú de Psicoterapia, en Madrid, en el que permanecimos juntos hasta finales de los noventa. Con él conocimos y recibimos la influencia de la antipsiquiatría inglesa (Laing, Cooper, Esterson, Berke), de la Psicología Grupal Operativa que venía de Argentina trayendo el pensamiento y la perspectiva clínica de Enrique Pichon-Rivière, con las aportaciones en persona de Armando Bauleo, Antonio Caparrós García-Moreno, Eduardo Pavlovsky, Hernán Kesselman, Norma Ferro, así como de Emilio Rodrigué, entre otros muchos. Nos acompañó en el proyecto editorial de la Revista Clínica y Análisis Grupal y nos dió entrada a la riqueza cultural y ambiental de su Almería natal.   
  Véa el "In Memoriam" sobre Nicolás Caparrós elaborado por varios autores    

Eduardo Pavlosky
  Eduardo Pavlovsky fue un gran creador. Partió de una práctica grupal y psicoanalítica comprometida en Argentina hasta el forzado exilio por la dictadura militar, y a quien tuve la oportunidad de conocer en primera persona en su estancia en España, hasta desplegar plenamente su faceta de autor, director y actor de teatro capaz de remover las con ciencias y situarnos como sujetos en el mundo. Obras como "El señor Galindez" o "Potestad" forman parte de las obras claves del teatro transformador Siglo XX.  
  Véa el Dossier elaborado sobre E. Pavlovsky por varios autores    
  Conocí a Horst a través de su infatigable trabajo teórico, clínico y de investigación desarrollado en la Universidad de Ulm, y en su labor en el Comité de investigación de la Asociación Psicoanalítica Internacional, especialmente plasmado en las estancias de formación para investigadores que pomovía en el University College de Londres, junto a Peter Fonagy, Robert Emde, Robert Wallerstein, John Clarkin y Otto Kernberg, entre otros. Tuve el honor de vivir en persona esa experiencia, y de colaborar en estudios posteriores en torno a los informes "A puertas abiertas" (An Open Door Review...) que fue publicando la IPA. Abrimos así con mi grupo de colaboradores una cabeza de puente en España para la investigación sistemática en Psicoanálisis, entre cuyas aportaciones está la adaptación castellana del método CCRT, y la difusión de los avances en la investigación de proceso y resultados  de la psicoterapia psicoanalítica (véase en este enlace).  
Horst Kächele   Véa el "In Memoriam" elaborado por Alejandro Ávila / Acceda a la entrevista con Horst Kächele    
         
         
         

MIS ESCENARIOS CLÍNICOS Y DE FORMACIÓN DE PSICOTERAPEUTAS

1974-2006: Mi pertenencia al GRUPO QUIPÚ DE PSICOTERAPIA, el entorno de difusión del pensamiento vincular y grupal en España durante más de tres décadas

Breve historia de un complejo y trascendente proyecto, mientras duró: En Febrero de 1974, el Psiquiatra y grupalista de orientación psicoanalítica Nicolás Caparrós Sánchez, y la profesora de Pensamiento y Lenguaje de la UCM, Susana López-Ornat, convocarón en su residencia en Madrid, calle Príncipe de Vergara 204 (entonces denominada en el franquismo calle General Mola) un seminario de formación clínico-psicoterapéutica de práxis grupal, al que acudí con otros compañeros como integrante. Pronto llegaron a Madrid destacados exponentes de la Escuela de Psicología Social Enrique Pichon-Rivière desde Buenos Aires, Argentina, escapando de las persecuciones de la dictadura militar de Jorge Videla y de las serias amenazas de la AAA. Entre ellos estaban Antonio Caparrós García-Moreno, Hernán Kesselman, Armando Bauleo, Eduardo Pavlosky, entre muchos otros. Su influencia fue muy trascendente, y con el impulso de nuestros maestros, en Mayo de 1975 buscamos un local donde desarrollar un proyecto d elargo alcance, y así se creó el Grupo Quipú de Psicoterapia, como sociedad cooperativa, radicado en Príncipe de Vergara, 35 en Madrid.  Permanecí en ese grupo, del que fui fundador con muchos otros -ver documentación abajo- hasta Mayo de 2006. Algunos años antes Nicolás Caparrós y algunos otros compañeros habían dejado el grupo, fundando un nuevo proyecto más vinculado al psicoanálisis freudiano (Clínica IMAGO), aunque los diferentes caminos y enfoques se habian ya empezado a separar desde mediados de los años ochenta, y ya muy claramente al inicio de los noventa.  Reseñas evocativas del periodo 1975-2005 con mención de quienes participaron en él fueron publicadas en varios momentos (véase a continuación) y finalmente con ocasión del XXX aniversario de Quipú, poco antes de que dejásemos el grupo Carlos Rodríguez Sutil y yo mismo en Junio de 2006, para fundar Ágora Relacional, nueva entidad desde la que llevar a cabo una nueva etapa.

Las siguientes imágenes, evocan el periodo 1975-1985, la primera es un montaje conmemorativo de quienes participaron en la primera época y los temas que nos convocaban, y la segunda evoca una de las primera promociones de alumnos/as que se formaban como psicoterapeutas, la de 1980-1982, que dejó una profunda huella en el grupo, en su proyecto, y en su evolución futura.

 

El colectivo GRITA

Un grupo de trabajo que jugó un papel clave en la evolucuión de un pensamiento principalmente grupal a un pensamiento psicoanalítico relacional, bien diferenciado del pensamiento freudiano, kleiniano o lacaniano fue el Colectivo GRITA (Grupo de investigación de la Técnica Analítica) que ha venido siendo eso, un grupo de estudio, reflexión y diálogo) durante de más de dos décadas. Sus inicios se plasman en el trabajo: Construyendo una historia grupal del pensamientro relacional en España. Una historia de nuestra contratransferencia con el psicoanálisis (Alejandro Ávila y otros, 2007, Clínica e Investigación Relacional, V1N1).  Más informacuión está en la web: https://www.psicoterapiarelacional.es/Documentacion/GRITA   La imagen reproduce la viñeta dibujada en el XX aniversario por nuestro coordinador, Carlos Rodríguez Sutil.

Y Desde Junio de 2006, ÁGORA RELACIONAL, un lugar de encuentro y difusión del pensamiento psicoanalítico relacional en España

Ágora Relacional es un proyecto clínico-asistencial de psicoterapia, fundado en 2006. ÁGORA RELACIONAL está integrada por profesionales de amplia experiencia, en ejercicio desde 1974,  psicoterapeutas acreditados, psicólogos clínicos y sanitarios, y médicos. Desde 2006 es un centro de Consulta Psicológica y Psicoterapéutica, con colaboraciones Médicas y Psiquiátricas, autorizado por la Consejería de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid, e inscrito en el Registro de Centros con el número CS7973. Entre sus consultores están Manuel Aburto BaselgaAlejandro Ávila Espada (con carácter honorario), Rosa Domínguez RodríguezCarlos Rodríguez Sutil (con caracter honorario), Carolina Fontela AbadIgnacio Blasco BarrientosLucía Martínez Domínguez y otros colaboradores. El centro de consultas está en la c/ Alberto Aguilera, 10 - Esc. Izqda. 1º  (Madrid, Metro San Bernardo) y la secretaría atiende en el 915 919 006, personalmente de Lunes a Viernes no festivos, de 15.00 a 20.00

Asimismo Ágora Relacional es un Centro de Formación de Postgrado, Especializado en Psicoterapia, que imparte programas de formación tanto presencial como a distancia, desde 2006 hasta la actualidad, habiendo ya formado 21 promociones de profesionales. Ofrece una formación no reglada, de carácter privado, que viene recibiendo un amplio reconocimiento tanto nacional como internacional. Un dossier sobre sus programas actualizados de postgrado puede descargarse aquí.

 

Imagen de la izquierda: Socios e integrantes de Ágora Relacional en Enero 2020: De izqda a Dcha: Lucía Martínez, Carolina Fontela, Sandra Toribio, Yolanda Buitrago (Secretaría), Alejandro Ávila, Rosa Domínguez, Rosario Castaño (Colaboradora docente), Manuel Aburto, Carlos Rodríguez e Ignacio Blasco.

Imagen de la derecha: Alejandro Ávila junto a Joan Coderch el 28 de Junio de 2013, que ha intervenido para el Programa de Formación de Ágora Relacional  y presencia la entrega de Diplomas de Especialista a alumnos/as que han completado su formación en ese año.

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